-Vocaliza mal- me dijo-
- Y usted tiene mala boca, por cierto.
- ¿A qué se refiere usted con eso?
- A que si me deja besarla mi entonación mejoraría, ¡ya lo creo!
- ¿Cómo es tan osado?
- No, aquí el problema verdadero es como puede mostrarse tan discreta siendo un peligro tan serio.
- Si le beso, ¿dejará de ser tan grosero?
- Querida..., me parece que lo único grosero es mantener al lector en vilo si darle un placer por lo menos.
- No se haga la víctima...
- ¡Pues deje de batirme con su pelo!
- No tiene remedio, ¿verdad?
- ¡Corten!
Se bajó del taburete, fue directo hacia ella, la besó arrebatadoramente y la susurró al oído:
- Eso no se pregunta, Consuelo.
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