No me gustan las personas que se mueven por inercia.
Ellas son lo contrario a la innovación y el impulso;
utilizan la energía como fuego del que solo quedan cenizas.
Mi cuerpo no entiende de inercia.
Tiene su propio cerebro y se contrapone a órdenes externas.
No me gustan las personas que se mueven por inercia.
Ellas no perciben las sorpresas; las anticipan y las someten a su ritmo.
Cuando estás cansado anhelas la inercia:
cualquier excusa que te despoje de tu existencia y te expulse a lo impersonal.