Se pierde la emoción: las lágrimas no cuajan en un cristal hermético.
Todo lo tecleamos(orgullo de lo sintético).
A nuestros ojos parece haber mucho que descubrir y poco que conocer.
¿Dónde están los encuentros a corazón abierto?
¿La posteridad...? Es un invento malcriado: no sabe guardar un secreto.
Las notas ya no son musicales, son apuntes egocéntricos.
-Quiero un cuarto y mitad de Aurelio de tal.
-¿Quiere que se lo filetee?
-No, gracias ya lo corto yo, que lo disfruto más.
Los mercados son desiertos urbanos; transitamos, vagabundos todos,(la vivienda está sobrevalorada) en búsqueda de un perpetuo oasis.
Váyase acostumbrando: aunque se le denomine ser humano
su filo de autenticidad se está acabando.
Acepte la nueva realidad:
somos personajes embalados.